Panettones de La Crujiente, hechos con la misma pasión y dedicación que le ponemos a nuestros panes.

Si te sorprendieron nuestros Jaimitos, las Marucas van resultarte irresistibles. Estas mini-palmeras hechas de forma artesanal y recubiertas de forma muy creativa son un bocado excelente.

Se cuenta que el Duque de Milán celebró la Navidad con una gran cena, llena de deliciosos platos dignos de la riqueza de su corte. El postre iba a ser la natural conclusión de tan lujoso banquete. Sin embargo, al momento de sacarlo del horno, el cocinero se dio cuenta de que se había quemado. Hubo un momento de terror en la cocina pero un lavaplatos, llamado Antonio, había pensado utilizar las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a casa.

Dada la situación, el joven Antonio propuso al cocinero servir su pan como postre. Era un pan dulce muy bien subido, lleno de fruta confitada y mantequilla que fue llevado inmediatamente al Duque. El inusual postre tuvo un enorme éxito y Ludovico preguntó quién lo había preparado y cuál era su nombre. Cuando presentaron al Duque al joven Antonio, este dijo que su postre no tenía nombre. El Señor entonces decidió llamarlo «Pane de toni», que con los siglos se convertiría en panettone.